24 horas con Natalia Nachón

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By Natalia Nachón

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Creo que ningún nombre de promoción de colegio había logrado descifrar el día a día de alguien de manera tan asertiva como lo hizo conmigo: “K-OZ”. Y hasta escrito así, irónicamente nada que ver con la Real Academia de España, mucho menos con “el libro” al que pertenecen las personas capaces de llevar una rutina. Esto también tiene mucho que ver con lo que llevo en el ADN. Vamos que los créditos se comparten.

Y es que si existe alguna constante en esta industria, definitivamente es lo inesperado, esas dosis de “locura” que la hace tan fascinante. Es cierto, el mundo editorial tiene ese punto medio perfecto entre lo creativo y lo intelectual que muchas veces ni nosotros mismos logramos alcanzar en las distintas etapas de nuestras vidas; por lo que desde que agotas el primer segundo dentro de él quedas “atrapada” (por convicción) para siempre. Imagina cuando pasas un día completo sumergido en él.

En lo particular, trato de planificarme por semana. Normalmente a las 5:45 A.M. suena el despertador. Dependiendo de los compromisos nocturnos (algún evento o tema personal), intento ir al gimnasio a 6:00 A.M, de lo contrario desayuno, respondo algunos correos y si me acompaña la musa, de paso también redacto algún artículo. A las 7:50 A.M. por lo general ya estoy en oficina.

La hora de entrada general es a las 9:00 A.M. por lo que es muy poco probable que haya alguien hasta entonces, encontrando en esa hora y 10 minutos el mejor de los momentos para crear y organizarme.   A partir de las 9:00 A.M. comienza el “rush”, ya sea planificar el contenido de mi columna “P.S. It’s Fancy”, salir a alguna entrevista, coordinar y ejecutar una sesión fotográfica, dar seguimiento al diseño de algún artículo, editar trabajos, crear contenido para nuestros canales digitales o todas las anteriores – de manera paralela - es basicamente lo que ocurre hasta eso de las 12:30 P.M.

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Marcado el mediodía, en teoría, es la hora de almuerzo pero si tengo pendientes, prefiero concluirlos antes. No tenemos un horario para nada psicorrígido, por lo que cada quien lo ajusta a su medida y responsabilidades. La tarde es muy similar a la mañana, solo que se agrega a la agenda la posible asistencia a algún evento. También una que otra reunión con estilistas, fotógrafos, audiovisuales en general, para futuros editoriales.

Nuestra revista circula cada 15 días, por lo que en una semana estamos creando contenido para ella y en otra estoy actualizando y programando todo para la web.  Esta misma dinámica es la que determina las prioridades del día a día, también lo hacen los “imprevistos” que se presenten. Estos últimos por lo general vienen con “cara” de eventos y/o personalidades, es decir, la confirmación repentina de asistencia de alguna personalidad, como fue el caso de Jlo y Alex Rodriguez, cuando hicieron “visita sorpresa” a los niños de Fundación MIR el año pasado.

Por supuesto, como todas las profesiones del mundo, a esta realidad, o como prefiero llamarla: serie de apasionantes e impredecibles sucesos; se le une un listado de pendientes personales, como clases de mandarín, talleres de educación continua en Chavón, las “horas para filosofar” diarias y bueno, esos otros detalles más íntimos que conforman la compleja vida personal que celebro y asumo cada día (hasta donde lo de “workaholic” me lo permite).

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