Birthday in Woodstock, NY

Cumpleaños en Woodstock, NY

By Carmen Rita Candelario

I’d say there are two kinds of people in New York City: the people that love it and the people that hate it, and both of them manage to live here, sometimes for their entire lives.

I happen to already know I definitely wouldn’t want to spend the rest of my life in New York City. I feel that the pollution, the insane amount of people, and the bravery one has to have to commute during rush hour, they eat our souls while we try to become part of society, to ‘make it.’ Therefore, when there is a chance to get out, I take it without asking many questions.

For my birthday, Chan and I had been talking about possibly going skiing, but due to poor planning and relatively high prices when you add everything up, we decided it was just as good to rent the car and get out of town for the day. We ended up going upstate to Woodstock, New York, a town better known for the iconic music festival and the hippie vibe, just about 2 hours of away from the city.

It was a gorgeous winter day, sunny and not too terribly cold. We got into town around 1pm and started to walk around visiting the unique local stores, which sell everything from candles to handcrafted chocolate, art pieces and fine jewelry. I ended up buying a water color set, more on that soon, and enjoyed a delicious lamb burger on a gluten free bun. We then browsed for a couple more hours and headed to the Overlook mountain, where there is a Tibetan Monastery and you can see a stunning sunset.

In the evening, we headed to Rhinebeck, another nearby town, where we had some delicious $1 Maryland oysters at The Shelter before heading back to the city. I really couldn’t ask for a better birthday in New York.

To be completely honest, I am dead serious when I tell you I dream to move up there. At the end of the day it is close enough to the city that I could come often if needed, and with a growing number of younger people like us moving to these towns, there is a booming art scene and to die for local shops for all of us millennials.

The best part is, nobody can tell me I can't end up moving there. ;)

Yo diría que hay dos tipos de personas en Nueva York: los que aman la ciudad y los que la odian, y lo mejor es que ambos tipos viven aquí, a veces por toda sus vidas.

En mi caso, estoy segura de que no quiero pasarme el resto de mi vida en la ciudad de Nueva York. La contaminación, la perturbadora cantidad de personas y la audacia necesaria para tomar el tren durante la hora pico, siento que nos destruye el alma mientras nos preocupamos de formar parte de la sociedad, de “progresar.” Así que cuando existe el chance de salir de la ciudad, lo tomo sin preguntar mucho.

Para mi cumpleaños, Chan y yo habíamos hablado de ir a esquiar, pero ya que no nos planificamos por tiempo y los precios estaban un poco elevados cuando tomabas todos los aspectos del viaje en consideración, decidimos que era igual de buena la idea de simplemente rentar un carro y salir de la ciudad por el día. Terminamos visitando Woodstock, Nueva York, un pueblo generalmente conocido por su icónico festival de música y sus hippies, solo a casi dos horas de la ciudad.

Fue un hermoso día de invierno, soleado y no tan frío como para quedarse dentro. Llegamos a la ciudad a eso de las una de la tarde y comenzamos a caminar mientras visitamos las tiendas locales, que vendían de todo desde velas hasta chocolate artesanal, piezas de arte y fina joyería.

Terminé comprando un set de acuarela, más detalles acerca de esto más adelante, y disfruté de una deliciosa hamburguesa de carne de cordero en un pan sin gluten. Luego paseamos por un rato más para luego manejar hasta un mirador en la montaña cercana, donde también existe un monasterio tibetano y se puede ver un hermoso atardecer.  

Ya más tarde, manejamos hasta Rhinebeck, otro pueblo cercano, donde comimos unos deliciosos ostiones de Maryland en un lugar llamado The Shelter para luego irnos de vuelta a casa. De verdad que no hubiese podido pedir un mejor cumpleaños en Nueva York.

Para ser completamente honesta, no estoy bromeando ni un poco cuando digo que sueño con mudarme allá arriba. Al final del día está lo suficientemente cerca de la ciudad como para venir a menudo, y con el gran número de jóvenes poco a poco mudándose a estos pueblos, existe una creciente comunidad de artistas y tiendas que de verdad son un sueño para los gustos de nuestra generación.

La mejor parte de todo es, quien me dice que no puedo mudarme un dia de estos? ;)