Dressing For Myself

Vistiéndome Para Mí 

By Carmen Rita Candelario

When I was younger I would love to sneak into my Mom’s closet and try on as many blouses, blazers and dresses as I could before she would get home from work. I couldn’t do much with her shoes because my mom has tiny feet, but that never stopped me from ideating the coolest outfits - at least in my head.

Fashion has always been a huge part of my life. In fact, you can almost determine how good I am feeling based on how put together I look, and the more creative my outfits are, the more confident and at ease I feel with myself. There is a very direct correlation with how I choose to project to the world through my clothes and how I am feeling, and instead of finding that daunting or superficial, I find it to be very special.

This past month I have been changing and expanding the people I follow on social media, checking out museums and art galleries, and honestly just working on myself - all of which is really showing in my style choices, the stuff I am buying, and pinning or saving on Instagram and Pinterest. I am enjoying ideating outfits before I go to bed, playing with my makeup and exploring new hairdo’s.

Most importantly, I am dressing for myself.

Growing up in a very machista society that hyper-sexualizes women since a very young age, I always thought femininity was strictly attached to how tight and revealing your clothes were. From wearing the same tight dresses to always exploring shorter skirts and higher heels, I forgot what fashion was really about: Art!

Your clothes can not only dress you and protect you from the elements but they can also tell a story, and for the first time in a long time I have a very clear idea of what stories I want to tell through fashion. I want to project confidence but also someone that is figuring herself out and experimenting with shapes, colors and sizes. Now that I know it is not about what I wear, but how I wear it, I am expanding my options and exploring new parts of me I hadn’t allowed myself to in the past.

What’s best, I am slowly realizing the only person that needs to like what I wear is me. No one else. It doesn’t matter if it doesn’t make me look “feminine,” if it is ‘too much’ or if it is different than what I normally wear. If I feel comfortable, I am getting out that door and conquering the day.

And so should you.

Cuando era más joven me encantaba meterme en el armario de mi mamá y probar mil y una de sus blusas, sacos y vestidos antes de que llegara a casa del trabajo. No podía inventar mucho con sus zapatos porque mi mamá tiene los pies bien pequeños, pero esto nunca evitó que ideara los mejores outfits del mundo - al menos para mi.

La moda siempre ha sido una gran parte de mi vida. De hecho, casi puedes determinar qué tan bien me siento conmigo misma dependiendo que tan arreglada me veo: Entre más creativas mis combinaciones, más segura y tranquila me siento conmigo misma. Hay una relación bien directa entre cómo me siento y cómo decido proyectarme al mundo a través de la ropa que uso, y en vez de ver esto como algo superficial o difícil, siento que es muy especial.

Este último mes he continuado actualizando y expandiendo las personas que sigo en las redes sociales, yendo a museos y galerías de arte y honestamente simplemente trabajando en mí misma, todo lo cual se refleja en cómo me estoy vistiendo, las piezas que compro, y las fotos que guardo en Instagram y Pinterest. Estoy disfrutando muchísimo idear outfits antes de ir a dormir, jugar más con mi maquillaje y explorar nuevos peinados.

Lo que es más importante, me estoy vistiendo para mí.

Al haber crecido en una sociedad machista que sexualiza al sexo femenino desde muy temprana edad, siempre pensé que la feminidad era dependiente de que tan apretadas y reveladoras eran tus prendas de ropa. Desde ponerme siempre los mismos vestidos apretados o explorar faldas siempre más cortas y zapatos bien altos, se me olvidó lo que en verdad es la moda: ¡Arte!

La ropa que te pones no solamente te protege de los elementos sino que también puede contar una historia, y por primera vez en mucho tiempo tengo una idea bien clara de las historias que quiero contar a través de la moda. Quiero proyectar confianza y seguridad pero también dar a entender que soy alguien que todavía está en el proceso de conocerse y experimentando con formas, colores y tamaños. Ahora que sé bien que no es lo que te pones, sino cómo te lo pones, estoy expandiendo mis opciones para explorar partes de mi que había olvidado o reprimido por mucho tiempo.

Lo que es aún mejor, poco a poco me voy dando cuenta que la única persona a la que le tiene que gustar como me visto es a mí. A nadie más. No me importa si me veo o no “femenina,” si es “demasiado” o si es muy diferente a lo que normalmente visto. Si me siento cómoda, voy a salir por la puerta de mi casa lista para comerme al mundo.

Y tú deberías hacer lo mismo.